Este libro estuvo durante un tiempo en el candelero entre
los blogueros de la blogosfera… A mí, en principio, no me llamaba la atención,
pero cuando lo descubrí en Prime Reading me decidí a leerlo. Ahora os cuento
mis impresiones.
Sinopsis oficial:
Impresión personal:
Años 60. Lla UNESCO va a organizar una expedición arqueológica a Petra para estudiar en profundidad la
cultura nabatea. El organizador de la expedición será un francés, y los demás, como en los famosos chistes, se compondrán de:
un jordano, una estadounidense, un
italiano y, en principio, un ruso. Pero este último no es del agrado del
todo el mundo y deciden incluir a alguien con un perfil menos político. Así que
Araceli Artigas, arqueóloga española, será la que tendrá la suerte de ser la
última incorporación.
Pero no todo es tan claro como parece. Algunos
participantes de la expedición no serán lo que aparentan ser y encima se les
vendrá encima la guerra denominada de
“los Seis días” entre árabes e israelitas.
Debo deciros que no
me ha llamado mucho la atención. No puedo decir que sea mala, porque no es
así. El autor escribe muy bien, los personajes están muy bien desarrollados,
van creciendo y evolucionando en la novela lo suficiente para que tengan
interés. Pero yo me esperaba más
arqueología y menos política.
El autor utiliza bien las claves de la novela (desarrollo,
nudo y desenlace) ya que en los primeros capítulos nos expondrá a los
personajes y sus circunstancias, los llevará a la zona en la que se
desarrollará el nudo de la novela y finalmente expondrá, de forma clara y
plausible, el desenlace. Desenlace, por cierto, al que ya me imaginaba yo que
iba a llegar, así que debo decir que era un tanto previsible.
En la novela encontraremos espionaje, intriga política, un poco de arqueología y un leve
acercamiento amoroso o más bien sexual. En fin, un poco de todo. Pero yo no he podido empatizar con ninguno de
los personajes, la historia no me llamaba la atención y no me he hecho con
ella.
ATENCION SPOILER
La espía israelí pretende introducir la menorah en las arenas de Petra para que sea
encontrada como resto arqueológico y
así Petra tenga un aspecto israelí a tener en cuenta.
Pero arqueológicamente encontrar un único objeto que se
relacione con una cultura diferente a la excavada no implica que esa cultura
tenga rasgos de la del objeto “extraño”. Es decir, la menorah no hace que la
cultura nabatea pueda tener rasgos israelíes. Un objeto aislado puede implicar
que lo llevó un viajero, por ejemplo, que se obtuvo por comercio con las
culturas de la zona, o cualquier otra razón nimia. Para poder relacionar que
hay rasgos de esa cultura “diferente” a la investigada hay que encontrar muchísimos
más objetos.
FIN DEL SPOILER
En definitiva, una historia que sé que a otros blogueros
les encantó, pero que a mí me ha dejado más bien fría.