El escalón 33 / Luis Zueco. —
Versión Kindle.
Tenía esta novela de Luis Zueco en el Kindle desde hace
bastante tiempo, antes incluso de que surgieran todas las reseñas sobre su
trilogía medieval. Al ver el boom de la trilogía miré por Internet y me di
cuenta de dos cosas, la primera que tenía una novela suya en el Kindle y no me
había percatado de ello; la segunda que su primera novela, Rojo amanecer en Lepanto había sido publicada en la misma editorial
que las de mi chico. ¡Qué casualidad!
Sinopsis oficial:
Un extraño manuscrito encontrado en un libro antiguo llevará a los protagonistas a la aventura de sus vidas:
enigmas, claves secretas, castillos medievales, ladrones de arte… Un thriller con mayúsculas.
Silvia lleva una vida anodina, aunque trabaja en la Biblioteca Nacional su única diversión es reunirse con sus amigas y coleccionar antigüedades. Un manuscrito encontrado en las tapas de un viejo libro cambiará su vida. Una serie de enigmas le llevarán a pedir ayuda a Álex, un experto en castillos medievales y juntos vivirán una aventura en la tendrán que esquivar a millonarios de ambición desmedida, a ladrones de arte sin escrúpulos, a policías y a extraños sicarios. Estos son los elementos que, en El escalón 33, confluyen en una trepidante trama en la que los castillos medievales y las marcas de canteros esconden enigmas que aún no se han desvelado.
Luis Zueco divide esta historia en tres partes: en la primera parte Madrid es un personaje más que verá urdirse una compleja trama en la que están implicados unos personajes redondos y tremendamente atractivos; en la segunda los personajes se lanzan a una investigación por los castillos de España, Cáceres, Huesca, o La Rioja serán el escenario de una búsqueda y una persecución vertiginosas; en la última las localizaciones van desde las calles de Zaragoza hasta un pequeño pueblo del Alentejo portugués pero todos los personajes confluyen en el castillo de San Juan en Mora de Rubielos en donde se produce un giro de la trama que dejará al lector impactado.
Impresión personal:
Silvia Rubio es una restauradora
de la Biblioteca Nacional aburrida de la burocracia de su trabajo, y a la
que le encanta realizar compras de objetos extraños y curiosos por Internet. Un
día compra un viejo libro del siglo XIX, y casualmente haya oculto en él un
pergamino medieval que contiene unos extraños símbolos y varios epigramas. Como
no tiene mucho conocimiento sobre paleografía, decide pedirle ayuda a un compañero
de la Biblioteca, Blas, que conoce esos temas y que le pone sobre la pista de
que el primer epigrama habla de castillos. La desaparición de Blas, unida a la
aparición de la policía, lleva a Silvia a pedir la ayuda inesperada de un experto en castillos. Desde ese momento
Alex, el experto en cuestión, y ella comenzarán una aventura en la que intentaran desvelar el misterio de los
símbolos y al mismo tiempo huir de un poderoso magnate que intenta obtener el
manuscrito sea como sea.
Parece que os he contado media novela, pero no es así, esto
ocurre en los primeros capítulos. A partir de ahí la novela desarrollará una
serie de pistas para que estos personajes intenten desvelar la trama que se
oculta en los epigramas y los símbolos del manuscrito.
Aunque es una novela interesante no ha llegado a calar
hondo en mí, supongo que no hemos conectado muy bien. Además le he encontrado
algunas pegas.
La primera es una cuestión
tipográfica, que a veces no suele ser un problema del autor, pero aun así
desmerece un tanto la trama. Hay pequeños fallos: nexos que faltan, párrafos
unidos al final de un diálogo, con el problema de tener que volver hacia atrás
porque creías estar todavía en el diálogo, llamar a alguien de tú y en el mismo
párrafo de usted, cosillas pequeñas que van molestando. Por otro lado, como el
común de los mortales, confunde los nombres de las diferentes partes del libro,
como llamar portada a la cubierta, (la portada es la primera hoja impresa, no
las tapas del libro), llamar a las tapas o cubiertas acertadamente en ocasiones
y luego volver a cambiarles el nombre… En fin, una que se dedica al mundo
bibliotecario y es muy pejiguera con esos temas…
Y finalmente, aunque le reconozco el profundo conocimiento que tiene sobre los castillos, creo que
hace un despliegue tan amplio sobre ellos, su descripción y demás, que al final
me acabó abrumando (aunque esto, por supuesto, más que un fallo suyo es más
bien una apreciación mía)… Por otro lado es, en realidad, una guía muy
interesante sobre castillos nada desdeñable. Es decir, que si os planteáis
leerla con un lápiz y una libreta a mano seguro que podéis sacar unas buenas
vacaciones visitando los curiosos castillos que menciona en la novela.
Ahora vamos a por lo bueno, que por supuesto también lo
tiene. La novela es una novela de
aventuras en toda regla: hay acción,
conflictos e intereses económicos varios. Los personajes están bien perfilados.
Vemos la evolución de ellos, sobre todo de uno que no voy a comentar, que
hace diferente la historia con respecto a otras de este estilo. El estilo
narrativo del autor es sencillo y
cercano, accesible a cualquier persona, incluso cuando se dedica a
describir aspectos relacionados con los castillos en los que él tiene un
verdadero conocimiento y aplica, por tanto, los términos correctos. Pero aun en
ese caso, no nos aturulla.
La narración te mantiene pendiente de lo que va a ocurrir,
aunque no es trepidante, pero sabe
mantener la tensión.
En cuanto al final... Me ha parecido un tanto jaleoso lo
que ocurre. Las explicaciones al “descubrimiento” no me han llegado a convencer,
me han dejado un poco fría. Pero por otro lado, debo reconocer que hay un
aspecto del final que es totalmente
inesperado con respecto a lo que esperamos de libros de este tipo, pero que
a mí personalmente me ha gustado mucho,
y aunque no puedo deciros qué es espero que lo descubráis por vosotros mismos.
En definitiva, una novela
entretenida, con aspectos culturales
interesantes que gustarán, y a la que yo le he sacado pegas, pero que son
más bien manías mías… Así que no os dejéis influenciar por lo negativo y
fijaros más en los aspectos positivos.