viernes, 11 de julio de 2025

La señora McGinty ha muerto de Agatha Christie

La señora McGinty ha muerto / Agatha Christie ; traducción, Guillermo López Hipkiss. — Barcelona : Editorial Molino, 1996. — 256 p. : 18 cm. — (Selecciones de Biblioteca Oro, v. 126)

Bueno vuelto con mi reto personal de Agatha Christie en esta ocasión bien acompañada por mi amiga bloguera Anabel Samani. Ambas lo hemos pasado muy bien y debo deciros que no hemos acertado nada de nada. Este además es de los pocos que no recuerdo haber leído, supongo que lo habré leído pocas veces...

Sinopsis oficial:

El investigador Hércules Poirot ya está viejo y su mayor diversión es apreciar la buena comida. Sabiendo que ahora él tiene más tiempo disponible, el superintendente Spence, no satisfecho con el veredicto emitido en relación con el asesinato de la señora McGinty, pide a Poirot que lo ayude a encontrar nuevos indicios que puedan declarar inocente al condenado en proceso de apelación.

Impresión personal:

Nuestro Poirot está retirado, más o menos, no se dice pero se presupone,  y como en muchos libros anteriores cuando se "retiraba" era para cultivar calabazas, esta vez nuestra Agatha simplemente le ha puesto a disfrutar de la comida. Pero, claro, solo se puede comer tres veces al día, por tanto en los demás momentos, ¿qué hacer? 

Estando así la cosa aparece el inspector Spence, que nos cuenta que coincidieron en la investigación de otro asesinato, en este caso en Pleamares de la vida.  Spence no está contento con la resolución de su último caso, pero el sospecho ya ha sido juzgado y condenado ahora está a la espera de que lo ajusticien, . Por ello le pide a nuestro Poirot que haga lo que pueda por descubrir la verdad.

Así las cosas Poirot se va hasta Broadginny, se aloja en casa de la señora Summerhayes, Maureen, una patrona desastrosa, que nunca sabe dónde están las cosas, que se le quema la comida, o te sirve latas caducadas, (lo que va a sufrir por esto nuestro detective tan sensible en sus gustos), para poder investigar el asesinato de la señora McGinty, una mujer mayor que se dedicaba a limpiar la casa de los habitantes de la población. James Bentley, su inquilino, es acusado de matarla para robarle el dinero que guarda en el suelo de su cuarto y todas los indicios le acusan.

Esta novela es de esas en las que Agatha se basa en una canción infantil, que le sirve para hilar la trama. Poirot lo tiene complicado pues tiene que descubrir un hilo del que tirar. De hecho él mismo se queja en un momento dado de que no avanza en la investigación, hasta el momento en que descubre algo crucial y a partir de ahí comienza a avanzar.

En esta novela también aparecerá la señora Oliver, alter ego de nuestra Agatha, en una aparición estelar lanzando una manzana a la cara de Poirot. La señora Oliver se aloja en la misma población en casa de Robin Upward, autor teatral, que se va a encargar de teatralizar una de las obras de Ariadne. Recurso que Agatha utilizará para "protestar" y contarnos lo que ella opina de estas situaciones.

De hecho en esta novela Agatha se "explayará" a gusto contra su famoso detective, utilizando a Ariadne Oliver y su detective finlandés como excusa. Contará todos los inconvenientes que tiene al tener a un detective tan estrafalario. 

Las investigaciones de Poirot le llevarán al pasado y a varios "crímenes" ocurridos en diferentes épocas y por ello debe relacionar a los habitantes de Broadhinny con los afectados en esos otros acontecimientos.

En esta ocasión, y como me señaló Anabel Samani, veremos a un Poirot mucho más tranquilo, menos prepotente, asume que las jóvenes generaciones no le conozcan, aunque no puede evitar que le moleste..

¿Curiosidades? Pues la ya comentada aparición de la señora Oliver como acompañante de Poirot, ya sabéis que el querido Hastigns hace tiempo que no le acompaña, por cierto Poirot le recuerda en el inicio de la historia. La señora Oliver comenta con Poirot su anterior caso, es decir, Cartas sobre la mesa, y como siempre ella está convencida de que la intuición femenina es más perspicaz que las células grises. También contamos con la presencia del infatigable George, el criado de Poirot, que aparecerá al principio de la historia. 

Es la primera vez que vemos a Poirot viajar en autobús, siempre va en tren o avión, pero no en este común medio de transporte. También veremos el primer atentado contra la vida de Poirot, no, no os voy a decir cómo ni quién, por supuesto. 

Cuando Ariadne Oliver habla con Robin para teatralizar su obra, comenta aspectos de su detective, que por supuesto extrapolamos a nuestro Poirot. Le hace ver la edad que tiene ante algunas de las extravagantes ideas de Robin, y llega a decir de él que "no le interesan las mujeres". 

En cuanto a la historia, me ha gustado mucho, no he recordado haberla leído antes, supongo que es de las que menos veces he leído, no he conseguido descubrir al asesin@ y ni por asomo me imaginaba quién podría ser.

Me ha gustado bastante. Es bastante original.

Y ahora, después de la valoración, los comentarios que no debéis mirar si no queréis descubrir la trama.



Año de publicación: 1952

Narrador: omnisciente

Protagonista: Poirot

Víctima: la señora McGinty y la señora Upward

Asesino: Robin Upward

Modus operandi: a la primera con un golpe en la cabeza, Poirot encuentra el arma del crimen meses después, y a la señora Upward estrangulada.

Móvil: vive a costa de la señora Upward que lo ha "adoptado" como hijo, nadie sabe que no lo es y no quiere quedarse sin esa fuente de ingresos.

Cortada: con la señora McGinty matarla justo antes de irse (creo que aquí es donde he visto que flojeaba un poco) y con la señora Upward, entrar varias veces haciendo pensar a la señora Oliver, que le espera en el coche, que va porque se le olvidan cosas, pero es para matarla en un plis plas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario