La hija del tiempo / Josephine
Tey ; traducción de Efrén del Valle Peñamil. — Versión Kindle.
Conocí este libro gracias al blog de Mónica Gutierrez, Serendipia, y en cuanto empezó a hablar
de él me encantó. Lo tiene todo para gustarme: una historia de intriga e
investigación, Inglaterra, Historia, así con mayúsculas, y La Guerra de las dos
Rosas, o más bien, Ricardo III. Sí, ese mismo, el de “mi reino por un caballo”.
Así que en cuanto pude hacerme con él me metí de lleno en su lectura.
Sinopsis oficial:
Las largas horas de convalecencia en la cama de un hospital pueden llegar a ser mortales para una mente despierta como la de Alan Grant, inspector de Scotland Yard. Pero sus días de tedio acaban cuando alguien le propone un interesante tema sobre el que meditar: ¿podría adivinarse el carácter de alguien solo por su aspecto? La hija del tiempo (Serie Alan Grant, 4) es, sin duda, un clásico que merece un lugar de honor en la biblioteca de todo amante de la literatura negra.
«Un clásico ineludible de la literatura detectivesca».
The New York Times
Grant se basará en un retrato de Ricardo III para demostrar que ello es posible: el monarca más despiadado de la historia del Reino Unido podría haber sido, según Grant, inocente de todo crimen.
Aquí comienza una investigación llena de conjeturas acerca de la persona y el reinado de Ricardo III, un controvertido pasaje de la historia británica que, tras haber leído esta novela, indudablemente será visto con otros ojos.
Impresión personal:
Alan Grant es un
detective de Sctoland Yard que está convaleciente en la cama de un hospital. No puede
moverse y está aburridísimo. Marta, una buena amiga suya, le propone que
intente resolver algún crimen de esos que quedan sin resolver a lo largo de la Historia.
Y para ello le lleva el retrato de varios personajes, pues Grant se precia de
conocer a los criminales por sus rasgos. Cuál es su sorpresa al ver, entre los
retratos de los “malvados” que lleva Marta, un rostro que él incluiría entre las personas justas,
cabales… “un juez”, como diría él. Pero su sorpresa es aún mayor al conocer
al personaje que representa, Ricardo III, que ha pasado a la historia inglesa
como un tirano, jorobado y deforme, capaz de asesinar a sus dos sobrinos
pequeños para llegar al trono de Inglaterra. Imagen basada, sobre todo, por la
obra de Shakespeare. Y de hecho inexacta, ya que recientemente fueron
encontrados sus restos en un aparcamiento de Leicester y han demostrado que no era jorobado sino que únicamente
tenía una ligera escoliosis.

Esta aparente contradicción le lleva a investigar, con la
ayuda de un estadounidense amigo de Marta, los hechos de una forma metódica y
más detectivesca. Sin dejarse influenciar por todas esas historias posteriores
que han marcado tanto a este monarca. Su conclusión es muy, muy interesante.
Esta es una novela
magnífica, de
hecho la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos la eligió como la mejor novela de misterio de la
historia. Con eso ya os digo todo.
Nos encontramos, pues, con un detective convaleciente que,
basándose en hechos y no en historias posteriores a la época en cuestión,
intenta reconstruir los últimos acontecimientos que suceden a la muerte del rey
Eduardo IV. Dónde estaba cada personaje importante, qué intereses le movían,
quién se beneficiaba de la muerte de los niños, etc. Es decir, intentar
resolver el misterio desde la perspectiva policial.
La novela no tiene una ambientación que podamos describir,
ya que por un lado se trata de Grant tumbado en la cama de un hospital y de Carradine
yendo a verle con las pesquisas de sus investigaciones. Y una pista les lleva a
otra y esta a otra…
Contado así parece un poco rollo, pero realmente es muy
interesante, ya que te lleva a ver cómo se construye la historia. Los
historiadores no salen, salimos ya que estudié Historia, muy bien parados. Pero
realmente los historiadores siempre saben que la Historia es escrita por los
vencedores.
La tensión es constante. Los personajes históricos aludidos
son muchos y, a veces, te puedes perder ya que muchos de ellos reciben el
nombre por su ducado o condado y este se hereda, evidentemente. Pero las deducciones de Grant y Carradine
son geniales. Y a los amantes de la Historia les llamara mucho la atención.
También se hace mención en el libro de un concepto,
denominado por ellos como Tonypandy,
que es dar por hecho un acontecimiento trasmitido a lo largo del tiempo pero que
no ha ocurrido realmente.
Ah! Y el título de
la obra tiene su importancia, porque proviene de una frase, que no sé si es
de Fracis Bacon o de quién, que dice: “la verdad es la hija del tiempo…”
En definitiva, una muy
buena novela de misterio, con una resolución bastante coherente y eficaz,
con unos personajes bien construidos, y con la Guerra de las Dos Rosas
amenizando el ambiente. ¿Seguro que podréis aguantar si leerla?
Relacionada con esta lectura hay una segunda reseña de una relectura de esta obra.