Marta Rivera de la Cruz siempre es un activo, por lo menos
en lo que a mí respecta. Desde que empecé a leer La importancia de las pequeñas cosas, el primer libro que leí de
ella, no ha dejado de gustarme ninguno de los suyos. Así que cada vez que veo
una nueva obra, o alguna antigua que no había leído —como es el caso— me lanzo
a por él.
Sinopsis oficial:
Impresión personal:
Linus Daff es un galés
con un exceso de imaginación. Pero ese exceso será lo que conformará su profesión.
Cuando Linus ve que gracias a una mentira suya consigue salvar a su casero de
las iras de su mujer y este en compensación le da una moneda, empieza a ver
cómo puede encauzar su vida. Años después Linus Daff es requerido por un amigo
para ir a Cuba; allí encontrará el reto más grande a su carrera.
Marta Rivera de la Cruz tiene en mí a una acérrima lectora.
Me encanta el despliegue de imaginación que ella misma derrocha. Me encantan
sus historias, algunas más que otras eso hay que reconocerlo, y me encantan sus
personajes. Me encanta que siempre haga
algún guiño a Ribanova, ese imaginario pueblecito gallego que todos deberíamos
visitar, y a Juan Sebastián Arroyo su
más insigne vecino. Pero sobre todo me encanta la forma que tiene Marta de
contar las cosas.
Marta Rivera de la Cruz demuestra una exquisita delicadeza en sus novelas, no solo en el tratamiento
a sus personajes, a continuación hablaré de ellos, sino a toda la novela en
general. Los paisajes, las relaciones personales, la trama en sí…
Algo característico de Marta es que siempre dota a sus personajes de un pasado, de una historia. Y no
solo lo hace con los personajes principales, cualquier personaje de la novela,
por muy secundario que sea, tiene unos minutos dedicados a desbrozar su
existencia. Siempre tiene una historia que contar de cada uno ellos, es ahí
donde a mí me deja impresionada. Cómo es capaz de crear un pasado a todos y
cada uno de sus personajes. Y aunque la trama principal es desplazada en esas
ocasiones para contarnos la vida del personaje en cuestión, no se hace para
nada pesada esta digresión. Al contrario, es como si quisiera darnos a conocer
a amigos suyos.
Por otro lado además está la ambientación, que resulta
perfecta. Todas sus novelas tienen un aura
casi mágica.
En cuanto a El
inventor de historias debo contaros una peculiaridad. Y para ello debo
hablaros de la estructura de la novela —cosa que ya sabéis no suelo hacer—. En El inventor de historias no
encontraremos la típica subdivisión por capítulos. Marta comienza su historia y
consigue hilvanarla sin ninguna digresión. Es
un único capítulo, por así decir, o más bien es un recorrido continuado de
la vida de Linus Daff y de los personajes con los que se cruza. Y a pesar de
esta característica tan curiosa, la novela no se nos hace extraña, larga o pesada.
En definitiva si hasta ahora no he conseguido picaros la
curiosidad por leer esta novela, y a Marta Rivera de la Cruz en general, ya no
sé qué más podría hacer para convenceros.
A mi desde luego me has convencido, tendré que ir a echarle un vistazo, porque pinta muy muy bien.
ResponderEliminarUn beso!!
Qué guay!!! Me encanta que me digas eso. Espero que si al final te pones con él te guste tanto como a mí...
ResponderEliminarUn besazo
No es mi tipo de lectura más habitual, pero sí, sí que me has conseguido que me pique la curiosidad :-)
ResponderEliminarBesos.
Es verdad que no es tu tipo de libro, jeje, pero si te he conseguido picar la curiosidad me alegro mucho. Eso es lo bueno de los blogs que nos vamos picando unos a otros. ;)
ResponderEliminarUn besazo
No es la lectura que más me gusta, pero nunca me cierro en banda a nada. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn beso
Pues dí que sí. Siempre hay que abrir "nuevos horizontes". :)
EliminarUn besazo