viernes, 12 de diciembre de 2025

La pobre señorita Finch de Wilkie Collins

La pobre señorita Finch : un relato doméstico / Wilkie Collins ; traducción, Miguel Martínez- Lage. — 1ª ed. — Barcelona : Alba, 2009. — 692 p. ; 21 cm.

Hacía tiempo que no leía nada de Collins, con lo que me gusta este autor. Así que cuando Anabel Samani me propuso leer esta novela en lectura conjunta me lancé de cabeza. Además me venía genial para el reto Todos los clásicos grandes y pequeños VI, nivel 5, clásico publicado por entregas. 

Sinopsis oficial:

A través de la mirada de una genial narradora, madame Pratolungo, republicana ardiente que una vez vivió sólo para «el sagrado deber de derrocar tiranos» y ahora se ve en la necesidad de contratarse como profesora de piano y dama de compañía, La pobre señorita Finch (1872-1872) cuenta la historia de una joven ciega, «tan franca como intrépida», que, en el trance de recuperar la vista, se encuentra en el centro de una red de mentiras piadosas y engaños malignos tejidas por los dos hermanos gemelos que están enamorados de ella. Intrigas, conspiraciones y un tremendo «laberinto de mentiras» ponen a prueba la fidelidad y la entereza de una mujer que, acostumbrada a tener la vista «en las yemas de sus dedos», y abocada ahora a un tortuoso desequilibrio entre la visión y el sentimiento, acaba renegando del don que gracias a la medicina ha recobrado. En esta novela, Wilkie Collins explora anticipadamente algunos de los hallazgos de la moderna psicología de la percepción, a la vez que construye una historia de amor y rivalidad sumamente anómala y compleja, que mezcla inusitadamente su talento para el realismo doméstico con la irreal atmósfera de los cuentos de hadas. La novela es además una cumplida y muy collinsiana lección narrativa sobre la culpabilidad y la incoherencia de un punto de vista que busca, pese a todo, la exactitud.

Impresión personal:

¡Cómo me gusta este autor! Es que me parece increíble que con una obra que no es de intriga en el sentido policíaco, no hay asesinatos, robos o cosas así consiga engancharnos y mantenernos pendientes de los protagonistas sin despegar la nariz de las páginas.

Nos encontramos con una historia tan cotidiana como curiosa. Una joven, la señorita Finch, Lucilla, es ciega casi de nacimiento y necesita encontrar una acompañante que le toque el piano y le haga de confidente. Ella se vale muy bien por sí misma en el entorno de su casa, pero no está de más tener a alguien con quien charlar. Así conoceremos a Madame Pratolungo, nuestra narradora, una viuda francesa, que aceptará el encargo y se dirigirá a Dimchurch.

Lucilla es mayor de edad y dispone de dinero propio, heredado de su tío materno, y con ello "paga" un alquiler a su padre que se ha vuelto a casar y tiene una enorme y extensa familia. Paseando por la localidad Madame Pratolungo y Lucilla conocerán a Óscar Dubourg el que Lucilla se enamorará perdidamente.

Como no es una joven convencional, no tiene el recato que se espera de jóvenes de su edad, no se atiene a las normas sociales y su forma de actuar es impetuosa e impulsiva y con su extraordinario carácter consigue enamorar a nuestro protagonista. El problema vendrá cuando aparezca un problema con los colores oscuros, el gemelo, idéntico, de Óscar, Nunget, y una serie de engaños que comienzan a verterse sobre la pobre Lucilla. Estas mentiras se agrandarán cuando Nunget traiga a un eminente cirujano para intentar devolver la vista a Lucilla.

Con este tema tan poco interesante, en principio, Collins consigue entremezclar una trama de enredos, mentiras piadosas,. malentendidos, intereses económicos y amorosos que tienen como centro a Lucilla y que harán que el espectador no pueda soltar el libro.

La narradora, Pratolungo, es entusiasta y divertida a su forma de narrar los acontecimientos, haciendo apelaciones directas al lector, indicándonos en qué capítulo ha sucedido tal cosas e incluso anticipándose a nuestros sentimientos por no estar de acuerdo con la decisión de Lucila. Además es ingeniosa y divertida y te lo pasas muy bien con ella. También podremos conocer el punto de vista de otra persona a través de su diario personal.

Los personajes son el centro de la trama. Tenemos a un prepotente señor Fich, el párroco de la localidad, (Pratolungo lo llama el Papa de Dimchurch) que se cree dotado de la iluminación divina y suelta unos discursos interminables esperando que todos los que están a su alrededor le escuchen. La segunda señora Finch, una mujer sobrepasada por la crianza de los hijos, con el último de ellos colgado del brazo y en el otro un libro para relajarse, asiente a todo lo que dice su marido. Jincks, una de las hermanas pequeñas de Lucilla, que es un terremoto y un torbellino. Óscar y Nunget, los gemelos, uno tímido y hasta se diría que cobarde, el otro arrollador y carismático, que acaban evolucionando y cambiando, no siempre para bien. Lucilla, nuestra protagonista y sobre la que girará toda la trama. Una joven segura de sí misma en su oscuridad, que comienza a dudar de ella misma cuando intenta recuperar la vista. Y nuestra querida Pratolungo, una madame de armas tomar, con un corazón que no le cabe en el pecho, un carácter temperamental que, en ocasiones, le jugará una mala pasada.

No os puedo contar mucho porque todo gira en torno al amor de los dos hermanos, las intrigas, las mentiras y los malentendidos y que deberéis leer para conocerlos. Pero como os decía al principio, una historia intensa que te mantiene pendiente de lo que ocurre sin que se tercie muertes o delito alguno. Una maravilla.




1 comentario:

  1. Hola, me encanta esta novela, la leí hace unos años y la disfruté un montón. Madame Pratolungo es uno de mis personajes favoritos. Tu reseña me ha dejado con muchas ganas de releerla. Un abrazo.

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