La muerte de Lord Edgware de Agatha Christie

La muerte de Lord Edgware / Agatha Christie. — Barcelona : Molino, 1996. — 256 p. ; 17 cm.

Nueva novela de Poirot que viene a engrosar el reto atemporal de leer los libros de la Gran Dama Del Misterio por orden cronológico de publicación.

Sinopsis oficial:

Hercules Poirot y su amigo y colaborador Arthur Hastings reciben un encargo inusual de una bella actriz, Jane Wilkinson. Dicha actriz está casada con un despótico aristócrata inglés, lord Edgware, que se niega a concederle el divorcio que ella tanto desea. Pero para sorpresa de Poirot, el aristócrata afirma que hace ya tiempo envió una carta a su esposa aceptando su demanda. La alegría de la actriz al conocer la noticia es inmensa, pero lo que parecía un asunto resuelto se complica de forma inesperada: lord Edgware aparece apuñalado en su mansión, y la secretaria y el mayordomo del noble asesinado afirman que la mujer vestida de negro que solicitó ver a lord Edgware la noche de su muerte no era otra que Jane Wilkinson.

Impresión personal:

Esta obra que os traigo hoy al blog es una de las que más me gustan y también es una de las pocas que recuerdo no solo quién es el asesino sino por qué y cómo lo hace, y aún así la he disfrutado muchísimo.

Jane Wilkinson, actriz de cine norteamericana, está casada con Lord Edgware del que quiere divorciarse. Como él no quiere concederle el divorcio le pide a Poirot, con el que coincide en una cena, que sea su embajador ante el lord y le convenza para que acceda a sus deseos. Cuando Poirot llega ante el lord este le dice que ya hace seis meses le mandó una carta en que le decía que estaba dispuesto a concederle el divorcio. Por eso es tan extraño cuando esa misma noche Edgware aparece muerto y, tanto el mayordomo como la secretaría de Lord Edgware, aseguran que ha sido la propia Juana la que lo ha matado. A partir de aquí se iniciará la investigación del crimen.

Al comienzo de la novela Hastings nos advierte que Poirot está muy disgustado por la forma en que resolvió este caso pues estuvo totalmente equivocado y solo fue porque escuchó fortuitamente la conversación entre dos desconocidos que pudo iluminar sus famosas células grises y llegar a la resolución. Probablemente sea una de las pocas ocasiones en que Agatha utilice este recurso para darle un empujoncito a Poirot. Hasta tal punto llega Poirot a estar disgustado que no quiso que se supiera que fue él el que finalmente lo resolvió. Algo que si conocéis a Poirot y su vanidad ya es un tanto a tener en cuenta.

Hastigns, como narrador de las pesquisas de Poirot, nos dice claramente que le parece que Poirot ya está haciéndose mayor al ver cómo Japp se dedica a ir de aquí para allá para resolver el caso mientras su amigo se queda sentado en su sillón esperando acontecimientos. (No sé si es la primera vez que se empieza a comentar la supuesta madurez del detective).

Del caso, por supuesto, no os voy a hablar. Os contaré que aparecen actores de cine, artistas de la imitación, lores, ladies, herederos... y demás personajes que servirán a nuestra autora para poder tener un elenco lo suficientemente amplío para desconfiar de todo el mundo.

La resolución, una maravilla. Creo que me llamó tanto la atención que por eso es una de las pocas que no he olvidado. Y como os he dicho, la he disfrutado como la que más...

Espero que os animéis con esta nueva obra de la gran Agatha y la disfrutéis tanto como yo.

 

 

Año de publicación: 1933

Protagonista: Poirot

Narrador: Hastings

Victima/s: Lord Edgware, Carlota Adams, Donald Ross

Asesino: Juana Wilkinson

Modus operandi: muerte por una cuchillada en la base del cráneo los hombres, veronal en el de Carlota

Móvil: Juana (como nos pone la edición de Molino) necesita a su marido muerto porque el Lord con el que desea casarse actualmente es muy religioso y no soporta casarse con una mujer divorciada. Los otros son para protegerse, por supuesto.

Coartadas: maravillosa. Utiliza la enorme habilidad de Carlota Adams como imitadora para pedirle que acuda a una cena como si fuera ella debido a una apuesta. Así ella tendrá una coartada para la noche del crimen.