Tengo una buena amiga con la que suelo coincidir tres días
a la semana en el tren. Es una de mis pocas amigas a las que le gusta leer y
que, además, ha leído muchos de los clásicos que ahora me está dando por leer a
mí. Así que hablando de todo un poco me dijo que no me podía perder este libro.
Y ni corta ni perezosa me lo regaló por
mi cumpleaños. Hoy os traigo la reseña.
Sinopsis oficial:
Una nueva presentación para este clásico de la literatura utópica que retrata un futuro sin libros.
Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde.
Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias trasmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde.
Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias trasmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
Impresión personal:
Montag es un bombero
en un país distópico. Un bombero que se encarga de incendiar los libros e incluso las casas que los contienen. Es
decir, en su país está prohibido leer, y las personas que no solo leen sino que
también poseen libros verán cómo estos son quemados junto con sus casas, y con
ellos si se descuidan.
Pero Montag conocerá a la joven Clarisse y entonces…
La verdad es que no se si seguir contando un poquitito más
de la trama o no porque presupongo que la mayoría de vosotros habéis leído este
libro. Pero si hay alguno que, como yo, todavía no se ha acercado a él me
gustaría que lo hiciera de la forma más aséptica posible.
Nada más comenzar el libro ya comprobé que sería de los
pocos con los que me dedicaría a subrayar frases y párrafos, y es que no es para menos. ¿Qué me decís de
frases como estas?:
“Horas libres, sí. ¿Pero para pensar?”
“El televisor es real. Le dice a uno lo que debe pensar, y
de un modo contundente. Le arrastra a uno con tanta rapidez a sus propias
conclusiones que no hay tiempo para protestar, o decir: «Qué tontería»”
“No comenzó en el gobierno. No hubo órdenes, ni
declaraciones, ni censura en un principio, ¡no! La tecnología, la explotación
en masa y la presión de las minorías provocó todo esto… “. “Cuanta más
población, más minorías”.
Ya sabéis que no soy de poner citas, pero es que este libro
es propicio para ello como se puede comprobar por la pequeña muestra que os
traigo.
Lo peor de todo es que hay muchas cosas que critica
Bradbury que ya están en el mundo actual.
Como las cerraduras digitales, que él llama guante-llave, las
paredes-televisión, el Gran Hermano de Orwell (que también lo tengo pendiente)
pero que aquí es llamado “la familia”. Y el hecho de tener que ocupar nuestro tiempo en algo, siempre
ocupados, para no disponer de tiempo para reflexionar o, simplemente, para
poder disfrutar del silencio o de la compañía.
Montag ve cómo su vida no tiene nada que ofrecerle. Su
relación con su mujer está muerta.
Ella se pasa el día viendo la televisión y viviendo la vida de la gente que
aparece en ella y no viviendo la suya propia. Montag ya no tiene nada en común
con ella. Y toda esta tesitura le lleva a darse cuenta de que el “sistema” no
quiere que la gente piense.
Esto por lo que respecta a Montag. Pero y el jefe… El
personaje del jefe… ay madre! Me recuerda a Torquemada, un judío converso que
se dedicaba a perseguir a otros judíos. Pues este buen señor es un filósofo leído y cultivado que es peor
aún que Torquemada… Ya que ha podido disfrutar de las buenas cualidades de los
libros pero ahora es el encargado de quemarlos, y lo hace con gusto.
Y por encima de todo esto, la guerra que planea sobres sus cabezas… La guerra que, al final,
va a venir casi en ayuda de Montag para poder … ay! que no quiero contaros más…
Esta es una novela
triste, pesimista, que no ofrece
mucha esperanza, aunque algo hay, y que, lamentablemente, vemos que hemos
ido cumpliendo inexorablemente.
Y antes de finalizar la reseña, os contaré que la edición
de Minotauro que tengo traía un postfacio del autor, escrito en 1993, en el que
cuenta cómo surgió la historia en su cabeza. Un postfacio muy interesante. Y
además hay dos relatos más de Bradbury, aunque no sé en qué fecha se
publicaron, y son: El parque de juegos,
donde un padre nos muestra los miedos
que tiene ante la infancia de su
hijo y las horribles cosas que le pasarán hasta que crezca. Y la roca gritó: otro relato pos
apocalíptico donde encontramos a un matrimonio blanco viajando, o más bien
huyendo de algo, en una selva ecuatoriana mientras nos enteramos que la raza
blanca ha sido exterminada y con ella su supremacía…
Dos relatos angustiantes,
que vuelven a reflejar esa visión pesimista que el autor tiene de la sociedad y
hacia dónde se encamina. Que te dejan un regusto amargo y con pocas esperanzas
de futuro…
Hola, Nitocris:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu reseña, y me he quedado con ganas de esos relatos de tu edición :-)
Me encantó este libro cuando lo leí, y como dices acabó lleno de subrayados jejeje
El final creo que da un poco de esperanza, al menos de las tres grandes distopías (me refiero a esta, "1984" y "Un mundo feliz") es la más esperanzadora.
Un besazo.
Hola Anabel, pues la verdad es que si esta es la más esperanzadora cómo serán las otras dos, ¡madre mía! jeje... 1984 la tengo en el kindle tendré que leerla cuando esté de ánimos subidos, :)
EliminarUn besazo
Hola! Este es un eterno pendiente que espero leer algún día, muy pronto. No he leído mucha distopía y eso no puede ser.
ResponderEliminarGracias por tu reseña.
Besos!
Hola Jani, yo también estoy subsanando muchos de los clásicos, tanto por muy antiguos como por carismáticos, y me están sorprendiendo casi todos ellos...
EliminarUn besazo
Cómo casi a todo el mundo me gustó mucho esta obra, no tiene el regusto amargo que dieron Huxley y Orwell a sus obras; aún así, el futuro real que nos espera es bastante "Apocalíptico" 🙄😯
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Hombre pues me estáis dejando "acojon..." con las otras dos, jeje... ¡madre mía!, si esta ya me pareció un poco angustiante y deseperanzada... las otras cómo seran... ainssnn. :)
EliminarUn besazo
Hola!! Es una autor que llevo mucho queriendo leer, más este título. Me imagino lo angustioso que tiene que ser el panorama que plantea, pero creo que pese a todo me podría gustar. ¡Gran reseña! Besos!!
ResponderEliminarHola Ana, es un tanto negativo, jeje... Pero está muy bien, espero que te guste.
EliminarUn besazo
Clásico que da mucho miedito por lo que tú ya señalas: muchos de los asuntos que se tratan en un libro que, en principio, era una distopía, se han hecho realidad y convivimos con ellos con naturalidad cuando deberían parecernos escalofriantes y alienadores. Pensar es peligroso, así que los gobiernos hacen lo posible para que no pensemos. Bradbury ya nos advirtió. Besos.
ResponderEliminarHola guapa, pues eso qué más se puede decir, verdad? :)
EliminarUn besazo
Madre mía que retraso llevo en todo, todavía sin comentar por aquí, qué vergüenza...
ResponderEliminarNito, aquí una que no ha leído todavía este libro. Ya sé que puede sorprender, pero no lo he leído. Y no por falta de ganas, pero es de esos clásicos que voy dejando, voy dejando... incluso le tengo echado el ojo a una novela gráfica basada en el libro que salió hace poco, pero lo dicho, lo voy dejando pasar.
A ti veo que te ha gustado sin entusiasmarte. Me apunto esta edición por los relatos, que también me interesa leerlos, y nada, a ver si saco el ánimo.
¡Besote!
Hola guapa, cómo me va a sorprender que no hayas leído el libro si hasta hace dos días yo estaba en la misma situación? :)
ResponderEliminarMe ha gustado pero es verdad que cómo a mi amiga le había encantado pues eso que al final las expectativas... Pero sí que es verdad que da "miedito" leerlo...
Un besazo
Ooooh qué clasicazo!
ResponderEliminarSúper recomendable!
Besotes