Escogí este libro de entre todos los propuestos en el reto
de Serendipia recomienda. Me llamó mucho la atención la sinopsis, la época
retratada y el tema del lenguaje de las flores que siempre me ha intrigado,
pero encima esta vez relacionado con un asesino… así que no dudé en selecionarlo
entre varios de los propuestos. Además me venía genial para el mes temático de
thiller, novela negra etc. que propuso Laky de Libros que hay que leer. Así que con este mato dos pájaros de un
tiro, y nunca mejor dicho jeje.
Sinopsis oficial:
En una floristería del París de comienzos del S.XX se realizan ramos que contienen mensajes cifrados, alojados en sus pétalos. No sólo los enamorados acuden allí para dictar sus mensajes florales a Lissette, la encargada del comercio, sino también su más peculiar cliente, un homicida que ofrece misivas florales a sus víctimas tras degollarlas brutalmente. La florista colabora con él sin sospechar que se trata de Robespierre, el asesino en serie más temido de todo París. Mientras tanto el Cazador, emblemático Comisario de policía, tendrá que levantar inesperadas alianzas para desenmascarar al asesino y poner fin a la carnicería.
Pero así como la Muerte atraviesa fronteras prohibidas, el Amor también lo hace…
Impresión personal:
Estamos a principios
del siglo XX, dos años después de la famosa Exposición Universal celebrada
en París. Un asesino en serie está aterrorizando
a las familias nobles que ven como sus más queridos miembros van cayendo
uno detrás de otro; tanto es así que le acaban denominando Robespierre. Este
peculiar asesino comienza a dejar una serie de pistas florales a lado de sus cadáveres. El comisario Legrand lleva
dos años desquiciado intentando encontrar al asesino. Pero no será hasta que fusione sus fuerzas con un periodista
de Le Centinelle Parisien cuando
conseguirá avanzar en sus pesquisas.
Esta novela ha sido todo
un descubrimiento, por lo que estoy sumamente agradecida a Rocío de Mis apuntes de lecturas por proponerla
en el Reto de Serendipia recomienda.
Me ha encantado todo
de ella. El tema de la florigrafía (el lenguaje de
las flores) que utiliza el asesino para comunicarse, la forma maravillosa de narrarlo, el ambiente, los personajes… así que
voy a intentar ir desgranándolo poco a poco.
Silvia G. Coillard utiliza un lenguaje poético, rico y delicado que te atrae desde el primer
momento. Sabe jugar con las palabras y las utiliza muy bien para dar énfasis en
su escritura. Ya desde el principio consigue cautivarte con él.
Los personajes están muy bien desarrollados, y sus
personalidades y caracteres muy bien trazados. No puedes evitar enamorarte de todos y cada uno de ellos. Pero el
que se lleva la palma es Theodore Gautier, el asesino. Sí, desde el primer momento
conocemos el nombre del asesino y eso es un recurso muy poco utilizado y que
llama mucho la atención. Parece que por el hecho de conocerle ya no tienes nada
más que averiguar, pero no es así. Necesitas saber por qué lleva a cabo sus
crímenes, y sobre todo, deseas conocerle a él. Además, como os decía al
principio, es el personaje más
enigmático pero al mismo tiempo más encantador de todos. No puedes
resistirte a su influjo, le amas y deseas que todo salga bien para él. Qué más
puedo decir, me ha cautivado.
La ambientación espacio-temporal es magnífica. Silvia
consigue arrastrarte al París de principios de siglo XX, antes de la I Guerra
Mundial, donde se mezcla ese ambiente
bohemio y nostálgico de Montmatre. Te ves paseando por sus calles al lado
del comisario Legrand o incluso acompañando a Gautier en sus persecuciones.
La trama está perfectamente enlazada y es misteriosa y
cautivadora. No hay un hilo que no obtenga respuesta. Las pistas están bien
definidas y son claras y coherentes.
El final es magnífico y acorde a todo el transcurrir de la
novela. No puedo contaros más. Así que por si no os habíais dado cuenta, que no
creo jeje, esta novela me ha parecido evocadoramente cautivadora; la sonrisa no
ha abandonado mis labios durante toda su lectura. Una sonrisa conseguida, no
porque tenga toques de humor, sino por ese ambiente
dulce, nostálgico casi mágico que ha conseguido crear esta autora. Es la
primera de este año en recibir mis cinco gatos. Y no creo que la olvide
fácilmente.