
Ya leí El pasajero 23
de este mismo autor, y me gustó mucho. Ese ambiente claustrofóbico que creó en
el crucero y las demás aventuras del protagonista consiguieron engancharme. Así
que ahora os traigo la reseña de El
sonámbulo.
Sinopsis oficial:
Impresión personal:
León despierta una noche y ve a su mujer haciendo la maleta
para irse de casa. Pero no solo eso
Natalie tiene golpes en la cara, y
sangre en las manos. Cuando Natalie sale sin darle ninguna explicación, León
empieza a plantearse si ha sido culpa de
él, y de su sonambulismo que parece que ha vuelto.
Esta es una novela totalmente adictiva. Un thiller psicológico puro y duro. Ya
os digo que si os ponéis con ella va a llegar un momento en que no podréis
dejar de leer.
La novela empieza con un prólogo en el que se cuenta una
situación concreta. Pero después olvidarás
este relato hasta que lo encuentres mediada la novela y recordarás (pues lo
habrás olvidado) que con eso comenzaba la historia.
La narración corre a cargo de un narrador omnisciente, pero siempre focalizada en León. Dejando
algunas líneas en cursiva cuando refleja pensamientos literales del
protagonista.

Según avanzas en la lectura ves cómo León se va
comprometiendo cada vez más y más, la
situación se le va escapando de las manos, y no sabe bien a quién recurrir…
Son pocos los
personajes que aparecen, con lo cual es una verdadera maestría la habilidad
de Fitzek en llevarnos a la extenuación…
Son las situaciones y las elucubraciones de León, las que te van a mantener en
vilo constantemente.
Es una novela que siempre
va a ir “in crescendo”, no encontrarás ningún momento de aburrimiento. Y el final es genial, y no defrauda en
ningún caso. Además no le hace falta dar mil vueltas de tuerca. Con una
sencilla explicación, sencilla por las formas pero que en el fondo te dejará
patidifuso, cerrará muy bien la
explicación a todas las desventuras por las que pasa el protagonista.
En definitiva, una novela trepidante, adictiva, que te dejará sin aliento y con ganas de más
Fitzek…