Mujeres que compran flores /
Vanessa Monfort. — [Barcelona] : Plaza & Janes, 2016 — 437 p.
Este libro me lo regaló mi cuñada unas Navidades. La verdad
es que tenía muy buena pinta. Mujeres, relaciones entre ellas, problemas,
peeeero… no me ha llegado, ahora os cuento por qué.
Sinopsis oficial
Adictiva, divertida, romántica, honesta, Mujeres que compran flores es una emocionante novela sobre la amistad, una aventura cotidiana en busca de la independencia femenina, un épico viaje al centro de los sueños de la mujer contemporánea.
En un pequeño y céntrico barrio de la ciudad hay cinco mujeres que compran flores. Al principio ninguna lo hace para sí misma: una las compra para su amor secreto, otra para su despacho, la tercera para pintarlas, otra para sus clientas, la última... para un muerto. La última soy yo y ésta es mi historia.
Después de la pérdida de su pareja, Marina se da cuenta de que está totalmente perdida: había ocupado el asiento del copiloto durante demasiado tiempo. Buscando empezar de cero acepta un trabajo provisional en una curiosa floristería llamada El Jardín del Ángel. Allí conocerá a otras mujeres muy diferentes entre sí, pero que, como ella, se encuentran en una encrucijada vital con respecto a su trabajo, sus amantes, sus deseos o su familia. De la relación entre ellas y Olivia, la excéntrica y sabia dueña del local, surgirá una estrecha amistad de la que dependerá el nuevo rumbo que tomarán sus vidas.
Impresión personal:
Marina se ha quedado viuda
a los cuarenta y padece, lo que en el libro llaman, “el síndrome del
copiloto”. Es decir, una mujer que ha vivido por y para su marido, que no
tomaba nunca decisiones y que toda su vida giraba en torno a él. Ahora con su
muerte se siente perdida y
terriblemente sola. Cuando entra en una floristería para comprar flores para su
tumba conoce a Olivia, la dueña de la floristería que le ofrece un trabajo.
Allí conocerá a otras cuatro mujeres: Cassandra, “la superwoman”, una
diplomática a la que han criado para no necesitar a los hombres; Aurora, “la bella
sufriente”, una mujer que cree que el amor es sufrir junto a un hombre, aunque
no te ame; Gala, con “el síndrome de Galatea”, que cree que la mujer en el amor
solo está para disfrutar y ser bella; y Victoria, con “el síndrome de la
omnipotente”, la que puede con todo: casa, familia, trabajo, marido, etc…
Con esta premisa el libro debería haberme gustado, pero no sé si me ha llegado ya a una edad
en que una es un poco escéptica (o en que creo que las mujeres no pueden ser
catalogadas en una única categoría), o es que no la he leído en el momento
adecuado. Creo que esta novela hace unos cuantos años me habría gustado más.
Es la típica novela romántica, supuestamente divertida,
hecha para mujeres actuales. Pero aunque le
reconozco su buen hacer a la autora (escribe muy bien, los personajes están
bastante bien construidos, la historia tiene intriga, tiene bastantes buenas reflexiones y es muy interesante el tema del
significado de las flores), a mí no me ha gustado. De hecho ha habido momentos
en que leía solo por acabar la novela.
Además he encontrado
cosas que no me cuadran y eso me pone muy histérica. La protagonista,
Marina, dice, en un momento dado (y no, no estoy desvelando nada importante),
que no tiene un duro. A ver, puede que ella no trabajara pero el marido sí,
supuestamente, así que este buen señor seguro que ha ahorrado algo de dinero. Además
tiene su antigua casa, que como vemos posteriormente en la novela, acaba
alquilando. Es más, tiene un barco, yate o lo que sea, que debe estar amarrado
(o como se diga en lenguaje marinero) en algún puerto, con el coste que debe suponer
mantener tanto el barco como el alquiler del puerto. A mí ya con eso me ha
matado.
Por otro lado creo que lo que aquí se refleja es una
sociedad muy elitista; una diplomática, una informática de alta categoría,
incluso las que parecen de un sustrato social más bajo son bohemias: una pinta
y la otra se dedica a proporcionar attrezzo a modelos, directores de teatro
etc… No hay una representación de una mujer trabajadora de clase media…
Marina realizará un
viaje que la cambiará la vida, con el famoso yate o barco, o lo que sea, y
por eso la novela se convertirá en una novela de transformación. Todas ellas
sufrirán un cambio radical en su vida solo por el hecho de conocerse, contarse
sus problemas y ayudarse mutuamente. Esto está muy bien y es muy bonito, el que
las mujeres nos apoyemos y ayudemos, pero como os digo, a mí realmente no me ha
llegado.
Sé que es una novela que gustará a muchas personas y no
quiero que mi reseña os desanime si le tenéis ganas. Ya os digo que la estoy
viendo desde una perspectiva mucho más escéptica de lo que la vería hace unos
años… Y por supuesto no quiero desmerecer para nada la labor de la autora,
porque, como siempre digo, admiro el hecho de que se le haya podido ocurrir una
historia así y la haya plasmado.
Ah! Y para que no penséis que no hay nada que me haya
gustado os diré que el final que le da a
Casandra me ha gustado, por sorprendente.
En definitiva, una novela romántica, de transformación
vital, en el que un grupo de mujeres se apoya y ayuda mutuamente. Una novela
para disfrutar este verano, relajados, en la playa o la piscina.