Asesinatos, S. L. / Jack London ; terminada por Robert L. Fish a partir de las notas de Jack London ; [traductora Carmen Criado]. — 1ª ed. en “Biblioteca temática”. — Madrid : Alianza Editorial, 2003. — 199 p. ; 18 cm.
No conocía esta novela de Jack London, al que siempre asocio con Colmillo blanco y temas así. Cuando se la vi en su blog a la Senyoreta Buncle, no me pude resistir. Además, me viene perfecta para la versión libre del reto Todos los clásicos grandes y pequeños IV, en su premisa: clásico publicado de forma póstuma.
Sinopsis oficial:
Impresión personal:
Ivan Dragomiloff es
el jefe de una empresa denominada Asesinatos
S.L. que se dedica a “liquidar” a
personas indeseables. Sí, sí, habéis leído bien, mata gente. Pero oye,
tanto él como su organización tienen una ética que siguen estrictamente.
Solo asesinan a gente moralmente indeseable para la sociedad, eso sí los que deciden si el encargo cumple las características
son ellos… El grupo de asesinos que está a su cargo más parece el claustro de
Filosofía y ética de alguna facultad que una organización criminal. Todos con
una ética incorruptible.
Otra de las
características de esta empresa es que el pago se hace por anticipado, pero si
en el plazo de un año no han podido cumplir el encargo se le devuelve el dinero
al cliente, más un diez por ciento. Y una vez aceptado el encargo no hay marcha
atrás.
Las cosas se complicarán para Dragomiloff cuando el pretendiente de su hija le encargue,
sin saber quién es él realmente, su
propio asesinato. A partir de aquí se pone en marcha todos los recursos de la organización para cazar a su propio jefe,
pero él no se lo va a poner fácil.
Es una obra muy curiosa y entretenida, todos los
manejos de la organización por “cargarse” al jefe y el de este por escapar,
dejando algún que otro cadáver por el camino, por muy amigo que sea, va a ser
la dinámica de la obra. Entre
medias, muchos diálogos filosóficos,
(no sé muy bien por qué han puesto esta novela en la sección juvenil de mi
biblioteca porque si a mí me costaba seguir sus argumentos no sé yo a las
mentes más jóvenes), que nos mostrarán el carácter de cada uno de los
componentes de la organización.
Y desde luego no
puedo deciros que se haya notado el
cambio de autor, por lo menos yo no lo he notado, ya que creo que no os lo
he dicho: la obra no la terminó London, que se lió y no supo cómo hacerlo, sino
que fue terminada por Robert Fisch gracias a las notas que dejó el autor…
Una novela original, entretenida, disparatada, y hasta filosófica. ¿Debemos llevar nuestras convicciones éticas hasta el final? Si queréis saber cómo acaba os animo a leerla.