La isla del tesoro / Robert Louis Stevenson ; ilustraciones de José María Gallego ; traducción de Pallux Hernúnez. — Madrid: Reino de Cordelia, 2019. — 2ª ed. — 377, [2] p. : il., col. ; 27 cm.
Esta es la típica
novela clásica, como Frankenstein y alguna otra, de la que se han visto múltiples
versiones. Hoy la traigo al blog para el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños III, en la premisa Clásico
de aventuras, y con él finalizo el nivel 3 del reto.
Sinopsis oficial:
Impresión personal:
Jim Hawkins es un joven que vive con sus padres. Ellos regentan una posada, Almirante Benbow, a la que llega un viejo marinero, el capitán Flint. Este hace buenas migas con Jim y le encomienda vigilar los caminos para avisarle de la llegada de un marinero de una sola pierna.
Los meses pasan, el padre de Jim fallece y un día aparece por la posada un ciego al que conoce el capitán Flint. El encontronazo le produce un síncope y acaba muerto. Al rebuscar entre sus cosas para cobrar lo que debía en la posada, Jim y su madre encuentra un paquete envuelto. Jim se lo guarda y se lo acaba enseñando al almirante y al doctor Livesey.Al descubrir que es
el mapa que conduce a un tesoro en una isla remota, deciden armar un barco,
contratar a unos marineros y lanzarse a la aventura.
Entre los marineros
contratados se encuentra John Silver, el Largo, cocinero al que le falta una
pierna.
A partir de aquí se
sucederán una serie de aventuras para conseguir el tesoro.
La novela está bien,
me ha gustado, pero no ha sido como me ha pasado con Frankenstein o, incluso,
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, del propio Stevenson. No me ha aportado nada
nuevo, no me ha sorprendido, pero es entretenida y divertida.
En la magnífica edición del Reino de Cordelia, como dicen al principio, se plantearon si dejar la jerga marítima o aligerarla un poco para que no fuera tan pesada a los lectores, ellos decidieron dejarla porque era lo que el propio Stevenson había escrito y querían mantener su espíritu, pero es verdad que resulta desconcertante en algunas ocasiones, aunque no lastra la lectura, puedes pasar sobre ellas sin perder ni un ápice de la tensión.
Los personajes principales son carismáticos y están bastante bien dibujados. Se llevan la palma, por supuesto, John Silver y el doctor Lisevey. John Silver es un granuja que cae bien, es el típico superviviente, que busca en todas las ocasiones su propio beneficio.
La novela es entretenida, divertida y, por supuesto, está llena de aventuras. Jim, como joven inquieto, muchas veces va por libre. Pero, curiosamente, sus actuaciones inesperadas y espontáneas serán las que les acabarán salvando de las diversas situaciones en las que se encuentran.
En definitiva, una novela de aventuras de las de siempre, tesoros, barcos piratas, motines y demás, entretenida, divertida y alegre.